Pulso entre Bruselas y Berlín. El crucial proyecto de
unión bancaria —del que depende que el Estado español pueda sacudirse el peso
de la deuda de 100.000 millones
del rescate al sector financiero—, se ha convertido en el centro de una polémica entre
la Comisión Europea y el Gobierno alemán. La primera quiere dotar de plenos
poderes al Banco Central Europeo (BCE) para que asuma la supervisión de todas
las entidades de la Eurozona; el Ejecutivo de Angela Merkel prefiere limitar
esa vigilancia a los bancos más importantes.
El periódico alemán Handelsblatt publicó en su edición del viernes
que Bruselas, que presentará su propuesta de unión bancaria a principios de
septiembre, trabaja para que la institución que preside Mario Draghi supervise
todas las entidades de la Eurozona, incluidas las cooperativas de crédito y las
cajas de ahorros. La Comisión confirmó que pretende otorgar al BCE un papel
“central” en las tareas de supervisión.
“El grado de supervisión directa a diario puede variar
según el tipo de bancos”, matizó un portavoz comunitario. Se abre la puerta así
a un control más estricto sobre las grandes entidades, las que pueden arrastrar
a todo el sistema en caso de quiebra, y una supervisión indirecta sobre las más
pequeñas. En la nueva regulación que prepara Bruselas los supervisores
nacionales también tendrían su papel, principalmente para comprobar la marcha
diaria de las entidades de cada país.
Negativa alemana
La negativa de Alemania a dotar de superpoderes de
supervisión al BCE radica en que prefiere mantener al Eurobanco al margen de
sus cajas de ahorros y entidades cooperativas de crédito, ya que considera que
no tienen relevancia sistémica. Fuentes comunitarias creen, en cambio, que es
difícil establecer la frontera entre las que son sistémicas y las que no, y
ponen a Bankia como ejemplo de una caja de ahorros que ha terminado por
contaminar gran parte del sistema financiero español y poner en vilo a toda
Europa.
Las entidades que reciban ayudas públicas estarán
sometidas, según la propuesta de la Comisión, a una supervisión reforzada. Se
mantienen las dudas sobre qué pasará con los bancos de los 10 Estados de la UE
que no están en la unión monetaria.
Fuente: www.elpais.com
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