Angela Merkel tiene sobre la
mesa de su despacho en Berlín una hoja de ruta con los próximos pasos de la
Unión Europea. La jefa de Gobierno alemán quiere avanzar cuanto antes en la unión política, y para ello se ha propuesto que los
líderes de los Veintisiete acuerden este mismo año la convocatoria de un grupo
de trabajo para crear un nuevo tratado que implique una mayor integración,
según informó este sábado el semanario alemán Der Spiegel.
Hace tiempo que la canciller marca su propio tempo a la
crisis de la Eurozona. Frente a las prisas de los países
del sur por avanzar en los eurobonos o en la unión monetaria, Alemania
siempre insiste en lo que considera el orden lógico de los cambios. Es
necesario avanzar primero en la unión política y fiscal, señalan en Berlín, y
luego llegará el resto.
Con esta secuencia, Merkel pretende asegurarse de que la
asunción de riesgos compartidos con el resto de socios solo llegará cuando exista
un organismo centralizado que controle los presupuestos de los países con más
problemas en sus arcas públicas. Es decir, primero la llave de la caja fuerte,
y luego ya se verá todo lo demás. En el bando opuesto están los que creen que
si se espera tanto la unión monetaria corre el riesgo de desintegrarse antes.
Der Spiegel revela que el asesor
de política europea de Merkel, Nikolaus Mayer-Landrut, ya ha informado de sus
planes a algunos interlocutores en Bruselas. La canciller exige que de una
cumbre de jefes de Estado y de Gobierno prevista para diciembre salga una fecha
concreta para convocar el grupo de trabajo encargado de redactar el nuevo
tratado de la UE.
Poder
para controlar a los países
Merkel presiona desde hace un tiempo a sus socios
europeos para completar el pacto fiscal acordado por los países del Eurogrupo
con una unión política. Los planes de Merkel contemplan, por ejemplo, que el
Tribunal Europeo reciba atribuciones para supervisar los presupuestos
nacionales de los países miembros y competencias para castigar a aquellos que
no cumplan los criterios de déficit.
La iniciativa no ha sido bien acogida por algunos de los
socios europeos. En un encuentro del llamado grupo de futuro, una reunión
informal de trabajo de diez ministros de Exteriores, la mayoría rechazó la
propuesta que presentó el titular alemán, el liberal Guido Westerwelle.
Algunos países como Irlanda, según la versión de Der
Spiegel, desean evitar el riesgo de verse obligados a convocar un
referéndum, algo a lo estarían obligados si se redacta un nuevo tratado. Otros
socios de Alemania como Polonia rechazan la iniciativa de Merkel por considerar
que existen escasas posibilidades de compromiso entre los 27 miembros de la UE.
Fuente: www.elpais.com
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