Mariano Rajoy |
Rep. Dominicana. El especialista Juan Ernesto Cabral advirtió que la
República Dominicana debe verse en el espejo de la crisis de España, dada la
similitud del déficit fiscal que se registra en ambos países, a pesar de sus
grandes diferencias en los demás aspectos.
Sostuvo que el
despilfarro en esos gastos es común al gobierno español y al dominicano.
Según Cabral,
para reducir el dispendio de recursos, el Gobierno dominicano sólo precisa de
la voluntad.
A continuación el análisis de Juan Ernesto Cabral:
Pesadilla fiscal de España: un oportuno espejo para
mirarse Rep. Dominicana
El paquete de
medidas anunciado por España, entre las que resaltan los aumentos en los
segmentos diferenciados del Impuesto al Valor Agregado (IVA), y, los recortes
severos en el gasto público, tiene el DEFICIT FISCAL como único denominador
común con la República Dominicana, pues, fuera de lo conceptual, las
comparaciones no caben en sociedades tan distintas.
Como punto de
referencia para contrarrestar el histórico déficit fiscal de más de 100 mil
millones de pesos, con que esperar cerrar el Gobierno Dominicano el 2012, hay
que admitir que en gran medida el paquetazo fiscal español, tendrá que
aplicarse aquí.
Al
respecto se podría decir, que las medidas locales, ya se iniciaron con el Presupuesto
Complementario, que es una evidencia del excesivo y desordenado gasto
gubernamental del primer semestre del 2012.
Aunque las
medidas españolas son aplicables al País, el Gobierno Dominicano, especialmente
el que iniciará Danilo Medina, debería enfatizar en las siguientes:
Decretar una
reforma presupuestaria-administrativa, que no tiene que ir al Congreso, sino
aplicar el Artículo 45 de la actual Ley de Presupuesto (423-06) para recortar
de forma drástica los diferentes rubros de gastos, iniciando con la suspensión
de la regalía pascual a funcionarios con salarios superiores a los 50 mil pesos
mensuales, eliminación de puestos parasitarios (viceministros, asesores,
asistentes y otras formas de botellas, botellones y tinacos existentes en las
entidades oficiales), disponer un recorte general de salarios para todos los
funcionarios públicos designados a partir de agosto en las instancias del
gobierno central y sector descentralizado, incluyendo el Banco Central y las
Superintendencias, etc.
El despilfarro
en esos gastos es común al gobierno español y al dominicano, y, para reducirlo
sólo precisa de la voluntad de los gobernantes, el de España ha iniciado
motorizado por la Unión Europea (UE), obviamente aquí no tenemos esa presión,
por tanto, dependemos de la voluntad del Presidente.
Las medidas de
corte tributario, en el caso español, han partido de los aumentos del IVA: El
prototipo nuestro sería el ITBIS, que claramente precisa de una transformación,
mucho más amplia que la pretensión de aumentar la tasa actual y su base.
El ITBIS se
introdujo de manera transitoria en los ochenta, con el propósito de
transformarlo en IVA, pero, se ha quedado atrofiado porque los gobiernos se han
acomodado a los ingresos adelantados que le reporta.
Empero, el
ITBIS es una aberración fiscal y financiera, por las complicaciones que
conlleva su administración para las autoridades tributarias y los
contribuyentes directos e indirectos, por la reducción del capital de trabajo
(un 16%), y, sus nocivos efectos en los costos de oportunidad y financieros
acarreados por los intereses que hay que imputar a los adelantos mensuales al
gobierno.
El ITBIS,
tiene que ser reformado, no sólo para considerar las modificaciones en su base
y alícuotas como está haciendo el gobierno español con su IVA, sino,
principalmente para eliminar la figura atrofiada y aberrante en que se ha
constituido, y, convertirlo en la figura universal que en materia tributaria es
el Impuesto al Valor Agregado, transparente y fácilmente administrado si se
aplica en la fase de ventas o consumo final.
La pesadilla
fiscal de España, permite a República Dominicana mirarse en ese espejo, y las
medidas anunciadas por su gobierno deberían servirle al nuestro para
adelantarse y reconocer que el déficit fiscal y endeudamiento para financiarlo
precisan de un cambio radical en las políticas presupuestaria, tributaria y
administración financiera del Estado.
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