SANTO DOMINGO, R. D. (EFE). La
República Dominicana cierra 2012 con un crecimiento económico menor al
pronosticado y con el estreno de un presidente, Danilo Medina, quien ha
impulsado una controvertida reforma tributaria para reducir el desproporcionado
déficit fiscal e impulsar el desarrollo.
Las proyecciones de organismos internacionales y
locales situaban el crecimiento de la economía dominicana entre el 5 y el 5,5
%, pero al final de estos últimos doce meses esos mismos indicadores estiman
que será de alrededor del 4,5 %, similar al del año pasado.
Esta ralentización se debió, según autoridades
locales, a factores externos como el zigzagueante panorama en la economía
mundial y la incertidumbre generada por el período previo y postelectoral que
vivió el país hasta agosto.
La factura petrolera se elevó a 3.572 millones de
dólares durante los primeros nueve meses del año, una subida de 127,4 millones
con respecto a igual período de 2011, mientras que el subsidio al sector
eléctrico pasó de los 300 millones presupuestados a 1.000 millones de dólares,
según cifras del Banco Central.
Esas fuentes aseguran que el aporte del turismo, las
zonas francas de exportación, las remesas y la inversión extranjera directa
mantuvieron a flote la economía dominicana, destacando el primero de estos
sectores con la llegada a la nación de unos cuatro millones de viajeros, que
Medina se propone elevar a diez millones al término de su mandato de cuatro
años.
Destaca también, aunque en menor medida, el aumento
registrado en las exportaciones mineras, atribuidas al inicio de las
operaciones de producción de oro de la multinacional canadiense Barrick Gold,
así como del café.
El presidente Medina, del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD, liberal), llegó al poder en los comicios de mayo tras obtener
el 51,21 % de los votos frente al 46,95 del exmandatario Hipólito Mejía, del
Partido Revolucionario Dominicano (PRD, socialdemócrata).
El primer presidente de profesión economista de
República Dominicana generó muchas expectativas al llegar al Palacio Nacional,
desde donde ha impuesto un estilo austero y mostrado empeño en cumplir sus
promesas de campaña al aprobar medidas a favor de las pequeñas y medianas
empresas, de la agricultura, turismo, educación, y ayuda a sectores afectados
por desastres naturales.
Además, creó la ventanilla única de inversión (VUI),
que reduce significativamente los trámites, dispuso un programa para otorgar
títulos de propiedad a miles de usufructuarios de tierras estatales, además de
un plan de alfabetización que pretende enseñar a leer y a escribir a más de
700.000 dominicanos en dos años.
Medina, no obstante, ha encontrado una activa
oposición de sectores sociales y políticos tras impulsar la aprobación en el
Congreso Nacional, de mayoría oficialista, de una reforma tributaria que amplía
la base impositiva al consumo, grava los beneficios bancarios y los premios de
lotería a partir de determinados montos, además de elevar los impuestos al
tabaco.
La explicación del Gobierno es que el monto que espera
recaudar con la reforma, unos 46.000 millones de pesos (1.150 millones de
dólares), es necesario para poder impulsar el desarrollo el año próximo.
Sin embargo, el punto central de quienes protestan es
el elevado déficit fiscal que el propio Gobierno dijo que encontró en las
cuentas oficiales y que fue calculado en unos 187.000 millones de pesos (4.675
millones de dólares). (El Fondo Monetario Internacional lo proyecta en más de
200 mil millones de pesos).
Las protestas, la mayoría de personas de clase media y
media alta, exigen que el expresidente Leonel Fernández sea encausado por su
presunta responsabilidad en el déficit, al igual que varios de sus más cercanos
colaboradores a quienes acusan de haber "desfalcado" el erario
público. Fernández se ha defendido de las acusaciones y
justificado el gasto.
El nuevo gobernante pidió al país al cumplirse los
primeros 100 días de gestión un "poco de paciencia" de aquellos con
"sobradas razones" para desconfiar de la clase política, y demandó la
colaboración de los ciudadanos para construir un "gran futuro".
Un problema serio que también vivieron los dominicanos
en 2012 ha sido la inseguridad causada por la delincuencia común, así como la
cada vez más alarmante violencia contra la mujer, que ha despertado la
conciencia general.
El Gobierno anunció al final de año que someterá a la
desprestigiada Policía Nacional a una "profunda reforma" dirigida a
convertirla en un ente capaz de hacer frente al delito con la firmeza y la
capacidad de investigación necesarias, pero sin violentar los derechos humanos,
como, según reiteradas denuncias, ha sido su práctica durante décadas.
Fuente: Acento.com.do
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