Por: Manuel Jiménez
Las mejores prácticas y
la experiencia internacional prueban que para una producción estadística de
calidad y acorde con las necesidades de quienes toman decisiones, es necesario
contar con instituciones estadísticas especializadas que se encarguen de la
medición de los principales fenómenos económicos y sociales.
Una de las
características fundamentales de las estadísticas es la credibilidad y ella
solo está plenamente garantizada cuando la entidad que levanta la data, procesa
e interpreta la información, no está sujeta a conflictos de intereses.
República Dominicana es
el único país en América Latina y el Caribe donde el Banco Central concentra el
levantamiento, procesado y publicación de las estadísticas relativas a las
Cuentas Nacionales, Índice de Precios y Fuerza de Trabajo, lo que explica las
dudas reiteradas de economistas y publicaciones del país y del mundo acerca de
resultados de mediciones de inflación y desempleo.
A mediados de junio
pasado el Senado aprobó en segunda lectura el proyecto de ley que crea el
Sistema Estadístico Nacional, que tan pronto sea aprobado por la Cámara de
Diputados y promulgada la ley por el Poder Ejecutivo, colocará al país junto a
la totalidad de los países europeos, así como de Norteamérica, donde los
Estados cuentan con oficinas de estadísticas con el mandato legal y la
fortaleza institucional suficiente para levantar y procesar las principales
estadísticas económicas y sociales.
La experiencia
latinoamericana indica que los países más desarrollados cuentan con un sistema
estadístico moderno y liderado por un Instituto Nacional de Estadística fuerte,
profesionalizado y empoderado.
Estos institutos se
encargan de las principales estadísticas económicas oficiales, de las encuestas
económicas y sociales que alimentan esas estadísticas, y son rectores de toda
la producción proveniente de otros ámbitos.
Las tres instituciones
estadísticas más fortalecidas de Latinoamérica son el Instituto Nacional de
Estadísticas y Geografía (INEGI) de México, el Instituto Brasileño de Geografía
y Estadísticas (IBGE) y la Dirección Administrativa Nacional de Estadísticas
(DANE) de Colombia, y ellas realizan la estimación de las Cuentas Nacionales,
el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y las estadísticas de la fuerza
laboral.
Mientras el Instituto
Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) de Perú, el Instituto Nacional de
Estadística (INE) de Bolivia, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) de Cuba
y el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) de Panamá han hecho un
gran esfuerzo en fortalecer su capacidad de generación de estadísticas y ya son
capaces de realizar la totalidad de las tareas inherentes a las tres
operaciones que estadísticamente son claves.
De los 20 países de
latinoamericanos hispanoparlantes, solo en República Dominicana la encuesta de
hogares para medir el desempleo se realiza fuera de la ONE. El 95% de los INE
de la región tienen a su cargo las encuestas de empleo.
En el 75% (15 países) de
los Estados latinoamericanos el IPC se mide desde su Instituto de Estadística.
El hecho de que el Banco
Central mida el indicador de evolución de los precios de consumo, que sirve de
base para determinar el nivel de inflación de la economía, al mismo tiempo que
es encargado de mantener la estabilidad de precios, tiende a generar suspicacia
por posibles conflictos de intereses al ser juez y parte en la medición.
En el caso de República
Dominicana, el hecho es más preocupante porque el Banco Central está aplicando
una política monetaria basada en metas de inflación. La medición de la
inflación debe quedar fuera del ámbito del Banco Central para evitar dudas
sobre la confiabilidad del dato.
Esto ha sido causa de
preocupación de economistas nacionales y extranjeros y de organismos
multilaterales. El informe preparado por el francés Jacques Attali, publicado
en 2011, concluye que el Banco Central debe desligarse de labores propias de la
ONE.
El Informe Attali señala:
“Diversas publicaciones ponen en duda las cifras publicadas y, por tanto, la
independencia de las publicaciones del Banco Central”, y cita además que en su
informe de agosto de 2010 la Unidad de Inteligencia de The Economist advertía
que sus previsiones sobre el PIB “están basadas en la metodología de PIB del
Banco Central de República Dominicana, que ha estado bajo cuestionamiento y
puede exagerar los niveles de actividad económica”.
Attali sostiene que las
principales críticas a la certeza de las cifras del Banco Central son al sector
de las telecomunicaciones “que representa cerca del 20% del PIB, a pesar de que
este sector apenas sobrepasa el 5% del PIB en todos los demás países de América
Latina”.
En 11 países de la región
las Cuentas Nacionales son estimadas por el Banco Central, sin embargo en
muchos de esos casos el trabajo se hace de manera conjunta con las entidades
estadísticas que aportan la mayor parte de los insumos, como Chile y Uruguay.
En República Dominicana,
en los últimos dos años, ha existido un intento de mejorar la situación de esta
parte del sistema, realizando la ONE la Encuesta Nacional de Actividad
Económica en sus versiones 2009 a 2012, las últimas dos con apoyo económico
parcial del Banco Central. Esta encuesta debe ser la principal fuente de
información de base para mejorar la estimación de las cuentas y del crecimiento
económico.
Para que un país pueda
alcanzar un mayor desarrollo de sus instituciones debe delimitar las tareas y
asignarle a cada organismo la función para la que fue concebido. Si bien es
cierto que la intervención del Banco Central en la medición de algunas
estadísticas se justificó en un momento, esas circunstancias han cambiado y hoy
la ONE cuenta con la capacidad técnica para realizar las tareas que les son
propias por mandato legal.
Esto lo prueban hechos
como la Encuesta Nacional de Actividad Económica, además el liderazgo del
Proyecto de Construcción de la nueva Metodología Oficial de Medición de Pobreza
Monetaria, la cual será puesta en circulación próximamente y en cuyos trabajos
han contribuido nueve instituciones nacionales e internacionales, incluyendo al
Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y el Banco Central.
Otro logro de
trascendencia en materia de estadísticas económicas y que impacta directamente
en la medición de las Cuentas Nacionales, es la realización y actualización
anual del Directorio de Empresas y Establecimientos, el cual se viene
publicando desde 2009. Esta herramienta es el marco muestral y de expansión de
resultados por excelencia para las encuestas económicas, además de ser, en sí
mismo, una fuente de estadísticas de las empresas del territorio nacional.
Se realizan cada vez
mayores esfuerzos conjuntos por responsabilizar a la ONE de tareas de mayor
alcance, tal como lo muestran los recientes acuerdos realizados para la
construcción e implementación del Índice de Precios al Productor, que sirva
para la toma de decisiones en el sector productivo y como indexador para los
sectores de origen de las Cuentas Nacionales.
Más que temor sobre la
posibilidad de “un apagón estadístico”, debe prevalecer un esfuerzo conjunto
público y privado para desarrollar una transición exitosa tal como lo prevé el
proyecto de ley que crea el Instituto Nacional de Estadísticas con el propósito
de fortalecer la función de generación de estadísticas en correspondencia con
las aspiraciones de desarrollo económico, social e institucional del país. Mas información en: www.hoy.com.do
Nota. El autor es
director de comunicaciones del Ministerio de Economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario